Los Rockets están más vivos que nunca

La serie entre Rockets y Warriors se ha convertido en el juego que muchos desearían fuera la final de la Conferencia del Oeste. Tras dos primeros juegos dominantes para los Warriors, las cosas se han puesto parejas cuando la serie se trasladó a Houston, una aduana que es muy difícil de superar. Los Rockets han aprovechado su localía para dominar a unos Guerreros que han estado errantes detrás de la línea de tres puntos, su arma principal. Caso contrario, James Harden y Eric Gordon fueron letales en la primera mitad al combinarse para 28 puntos de los 61 conseguidos por los Rockets.

En la segunda mitad, los Rockets siguieron con el paso contundente hasta ponerse adelante en el marcador por 17 puntos, una losa que parecía muy pesada para el quinteto dirigido por Steve Kerr. Sin embargo, los Warriors cerraron con una corrida de 12 puntos por sólo 4 de los Rockets, poniendo el marcador a tan sólo tres puntos del empate y 11 segundos por jugar. El final del juego estaba en bandeja de oro para los Guerreros con la última posesión y a un triple de distancia, pero las cosas no salieron como esperaban: Kevin Durant y Stephen Curry fallaron dos tiros abiertos.

Los Rockets lograron sacar un triunfo agónico por marcador de 108 a 112 en un duelo de poder a poder entre James Harden y Kevin Durant, quienes anotaron 38 y 34 puntos respectivamente. Stephen Curry colaboró con 30 puntos, pero de nueva cuenta falló en el momento decisivo del partido; mientras que todos los Warriors consiguieron en conjunto 8 triples por 17 anotados por los Rockets.

La serie se empató a dos triunfos, pero los actuales campeones de la NBA se encuentran tranquilos a pesar de la derrota. “El miércoles va a ser divertido, es una gran oportunidad de tomar control de la serie y hacerlo en casa”, comentó Stephen Curry quien se ha convertido en el villano de la serie.

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