Ya pasaron cinco días desde que Pau dejó Los Ángeles para formar parte de los Chicago Bulls por lo que no es una novedad que lo esté diciendo. Sin embargo, como fiel seguidor y fanático empedernido del español, siento que es mi obligación escribirle aunque sea algunas palabras de despedida que jamás leerá.

Si me han leído, saben que le voy a los Lakers. Ha sido mi equipo favorito desde que vi a Eddie Jones, Nick Van Exel y Cedric Ceballos jugar juntos y lo seguirá siendo hasta que todos traigan mangas largas y patrocinios en el jersey. Antes de la llegada de Gasol, los Lakers se encontraban en una época nada buena. El Shaq se había ido, Kobe no tenía equipo capaz de ayudarlo a ganar algo, hasta estuvo amenazando con irse a otro lado varias temporadas, y nadie veía para cuándo llegaría algo de talento extra a California. Fue ahí cuando se orquestó un cambio por el alguna vez Novato del Año y mayor anotador en la historia de los Memphis Grizzlies, el español, Pau Gasol. Su impacto fue inmediato. Entró a un sistema en el que funcionaba a la perfección. Con lo que imponía con su tamaño y talento más la velocidad e inteligencia que mostraba tanto por ser un hombre educado y por haber jugado de botador en secundaría, se convirtió en esa pieza faltante para que el triángulo de Phil Jackson volviera a funcionar a la perfección.

Con Gasol ayudándole a Kobe, los Lakers regresaron a las Finales en el 2008 contra sus eternos rivales los Boston Celtics. Boston ganaría la serie de forma casi humillante y todo mundo, desde los medios, los Celtics hasta algunos Lakers, tacharían a Gasol de “blando” o “suave” por la forma en que Garnett y compañía pasaron por encima de él. Por lo visto, esto fue algo bueno para Pau ya que el próximo año regresaría a probarle al mundo que no era ese jugador blandengue y ayudó a que Los Ángeles derrotara a Orlando en las Finales 4 a 1. La siguiente temporada tendría su revancha contra los Celtics, en una serie épica que se iría a 7 juegos y en la que saldrían victoriosos. Después de esas actuaciones y de su desempeño en esas Finales, que ha causado que hasta la fecha se debata si el trofeo al más valioso de la serie realmente debió ir a Kobe o se lo merecía Gasol, todo iría cuesta abajo.

Los Lakers jamás volverían a ese nivel (por ahora) y por razones que ignoro, toda la fanaticada se le iría encima a Pau. Pedirían, exigirían, demandarían su cambio, lo tacharían como un pésimo líder ante la ausencia de Kobe y, como mexicanos enojados con el director técnico de la selección, pedirían su cabeza cada vez que no promediará un cuádruple doble por juego. Como si esto no fuera suficiente, la gerencia de los Lakers se encargó de empeorar las cosas pavoneando a Gasol en todo tipo de oferta o rumor de cambio como si fuera un coche usado que les urgía vender. Este sábado pasado lo lograron y aunque me duele mucho verlo ir y sé que será una gran baja en el equipo, es alguien a quien le deseo lo mejor y ese deseo incluye estar en una organización que realmente lo valore y lo trate como se merece.

Jamás entendí a los fans que pedían su cabeza. Jamás entendí por qué le darían la espalda a alguien que dio tanto por el equipo, la ciudad y la comunidad. Yo tal vez me quejé un poco de él en las Finales del 08 pero después de los dos campeonatos que siguieron, se convirtió en uno de mis Lakers favoritos de toda la vida. Tengo su jersey que uso con orgullo cuando hace calor y tengo guardado un tuit que me contestó cuando estaba diseñando su logo.

Les dejo un video de mi momento favorito de Gasol. No es un campeonato, no es un foul y cuenta contra Boston en un momento crítico ni es esa trágica foto en al que Kobe lo está abrazando después de ser eliminados en la primera ronda de los Playoffs. Es una reacción en al peor temporada que tuvo Los Ángeles en su historia. Cuando todo iba mal, cuando no había cómo salir del lodo, este triple y esta reacción salieron de Pau para recordarnos a todos que, aunque es un trabajo y es algo por lo que todos se están matando y haciendo todo tipo de sacrificios en la vida, el básquetbol sigue siendo un juego que saca lo mejor de nosotros y que puede sacar la sonrisa más genuina en los momentos más oscuros.

Gràcies, Pau.

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