La década de los noventa siempre será recordada por la hegemonía de los Toros de Chicago comandados por el que para muchos ha sido el mejor de todos los tiempos: Michael Jordan. Fueron 13 temporadas de Su Majestad con los Bulls en las que construyó una dinastía que sólo se vio interrumpida por su retiro momentáneo para jugar béisbol. A las camisetas de Chicago y Washington, equipo con el que regresó de un segundo retiro en 2001, se le suma una muy especial que marca el paso fugaz de Jordan por España.

El 30 de agosto de 1990, Michael Jordan fue invitado por la Liga Endesa para disputar un juego de estrellas en el Palacio de los Deportes de Barcelona que dio inicio a las actividades de la temporada 90-91. Con el 23 en los dorsales, como era costumbre, Jordan disputó 20 minutos con cada equipo en un espectáculo que se quedó grabado en la memoria de los españoles.

Barcelona es una ciudad que le trae buenos recuerdos a Jordan, no sólo por este juego tan especial ante la afición ibérica, sino porque un par de años más tarde el Dream Team maravilló al mundo. En 1992 Michael regresó a Barcelona, acompañado del Magic, Pippen, Bird, Malone y demás estrellas de la NBA para colgarse la presea dorada en el legendario torneo olímpico de basquetbol del 92.

El paso fugaz de Jordan por España

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