El fin de semana, LeBron James fue el protagonista de los medios de comunicación, ya sea por sus declaraciones en contra de Donald Trump o por conseguir el MVP del Juego de Estrellas. Más que un atleta fue la frase que LeBron acuñó para hacer frente a las críticas emitidas por Laura Ingraham de Fox News y hoy más que nunca, la sociedad necesita de esta clase de personajes.

Son pocos los deportes en los que sus participantes hacen una fuerte crítica social. Si bien, una gran parte de los atletas llevan una vida filantrópica intensa, pocos se atreven a desafiar el poder, mucho menos cuando se trata del presidente del llamado país más poderoso del mundo. Collin Kaepernick lo hizo y lo ha pagado muy caro, siendo marginado del futbol americano profesional.

Lejos de toda la polémica que puede generar LeBron James dentro de la cancha, como miembros de una sociedad, debemos estar atentos a lo que tiene que decir, pero sobre todo agradecer que no se calle. Antes de ser la estrella multimillonaria de la NBA, LeBron James es un ciudadano que vive y sufre las injusticias, que siguen llamándolo negro. James tiene los medios necesarios para crear un cambio paulatino.

¿Cuánto costaría a la comunidad que LeBron se calle?

¿Cuánto costaría a la comunidad que LeBron se calle? Mucho, más de lo que nos podemos imaginar. Se trata de uno de los más grandes atletas del mundo, sumamente popular y con un espíritu inquebrantable. Sus palabras resuenan en cada rincón del planeta y su único fin es brindar voz a los que han estado callados y oprimidos durante siglos. Callar a LeBron es volver a las penumbras, es hacerse de la vista gorda ante la violencia racial que aún perdura.

Callar a LeBron significa quitarle la esperanza a una sociedad que lo ve como un modelo a seguir, como un super héroe. Citando un tweet que me encontré en la cuenta de @chemasolari, entusiasta del basquet y la cultura pop: “Imagínate ser un morrito afroamericano en Detroit o Baltimore: los prospectos no alientan, le vales verga al mundo y si no te matan en tu barrio, ya ni en la escuela te salvas. Pero tienes Black Panther y la NBA para sentir que el cielo es el límite. La representación importa”.

En números otorgados por Michelle Campbell, directora de la Fundación LeBron James Family, si LeBron decide “callarse y driblar”, 1200 chicos en situación de riesgo de Akron, Ohio terminarían en las calles, en lugar de estar en la escuela. Ese es LeBron James, el jugador que más allá de las finales perdidas y su sed de triunfo dentro de la duela, no olvida sus raíces y hace hasta lo imposible por crear un ambiente de bienestar en su comunidad, en el mundo en general. Por esto y muchas cosas más, no te calles nunca LeBron.

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