La vida de un jugador de la NBA, lejos de los reflectores de las cámaras y el aparente brillo que da la fama, suele ser de un constante desgaste tanto físico como emocional. El estar lejos de la familia es uno de los muchos sacrificios que tienen que hacer en busca del sueño anhelado. En la reciente edición de los NBA Mexico Games, el Miami Heat venció a los Nets de Brooklyn. Tyler Johnson aportó 20 puntos, siendo el líder anotador empatado con Goran Dragic. Al salir rumbo al autobús que los llevaría al aeropuerto, observé una peculiaridad en la mochila de Johnson: un par de zapatos colgados de sus hijo.

Tyler Johnson nunca viaja solo, ya que este pequeño detalle le da la fortaleza para seguir luchando por convertirse en un referente del Calor de Miami; a pesar de que en el verano Bleacher Report lo ubicó en el número 3 de la lista de los peores jugadores por posición que consiguieron contrato. El jugador del Heat tiene un par de pequeños en casa que lo esperan, Dameon Johnson y Roman Johnson, pero lleva consigo a todas partes un zapato de cada uno, para sentir que están ahí cada vez que entra a la arena.

Tyler Johnson nunca viaja solo

En diversas ocasiones estas historias quedan sepultadas por las estadísticas, pero es el lado humano de los jugadores de basquetbol lo que motiva a miles de personas a intentar conseguir ese sueño que parece inalcanzable. La vida de un jugador NBA va más allá de todo el glamour de los atuendos y tenis costosos. En el caso de Tyler Johnson, no necesita más que sentir la compañía de su familia antes y después de cada triunfo.

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