La NBA sembró una semilla en 1992, cuando disputó su primer juego (y además de temporada regular) en territorio mexicano, un duelo entre los Dallas Mavericks y los Houston Rockets de aquella era, cuando llevar partidos de la liga a otras partes del mundo era más un experimento que una estrategia de globalización.

México, el socio dormido de la NBA

Desde entonces, un total de 25 partidos se han disputado en México, un total de siete luego del juego del sábado entre los Brooklyn y el Miami Heat en la Arena Ciudad de México.

La NBA sabe que en el vecino país del sur existe un enorme potencial, tanto económico como humano, que hasta hace apenas algunos años atrás empezó a notar y ahora que se ha dado cuenta, no dudará en explotarlo, sobre todo con la visión de negocio que comparte Adam Silver, el avispado comisionado de la liga, cuya presencia en las dos más recientes giras de la National Basketball Association en México, dan fe del interés.

Desde 2012, con la apertura de la Arena Ciudad de México, las posibilidades entre nuestro país y la NBA se ensancharon notablemente. El primer juego en el imponente y moderno recinto, fue en octubre de 2012, entre los entonces New Orleans Hornets y el Orlando Magic, un duelo de pretemporada protagonizado por, hay que decirlo, equipos bastante malos, pero que tuvo el plus de la presencia del mexicano Gustavo Ayón, quien en ese momento se hallaba incursionando en la mejor liga de basquetbol del planeta, lo cual Impulsó el duelo, que no era atractivo, pero algo le debía dar la liga a los aficionados en México para reanudar la relación.

El anuncio punta de lanza

No se puede comparar la presencia de mexicanos en la NBA históricamente con los que ha habido en el beisbol de las Grandes Ligas, la diferencia es totalmente desproporcionada, pero, ¿a dónde lleva esta comparación? Al importantísimo anuncio de la creación de la academia de la NBA en México, la sexta en el mundo y la primera en el continente americano, específicamente en América Latina. Hay tres en China, otra en India y una más en Australia.

¿Qué significa esto? La posibilidad de que los jóvenes talentos del baloncesto en México no solamente sean detectados sino que quienes demuestren tener calidad y buena madera, pueda proveérseles con las herramientas para un pleno desarrollo en este deporte y puedan tener una nueva y recortada vía de llegada a la NBA, sin tener que ir por las diferentes rutas largas que han debido recorrer la gran mayoría de los jugadores internacionales, incluidos casi todos los mexicanos.

México, el socio dormido de la NBA

Pasos en firme

En la víspera del juego entre Brooklyn y Miami, el pasado sábado, Malcolm Turner, quien funge como el presidente de la ahora llamada G-League, que es la liga de desarrollo de la NBA (un equivalente de la categoría triple a de las Grandes Ligas del Beisbol) y José Reyes Ronfini, el ahora gerente de la Asociación Deportiva Mexicana de Baloncesto (Ademeba), anunciaron un acuerdo que refuerza los cimientos de la alianza que se plantea construir entre el país y la NBA: la Selección Mexicana mayor disputará un encuentro de exhibición, llamado NBA G League International Challenge, que se efectuará el próximo 18 de febrero en Los Ángeles, California, en el Los Angeles Covention Center en el marco del All Star Weekend 2018.

Esta movida significa literalmente el primer contacto de un organismo rector del baloncesto en México con la mejor liga de basquetbol del mundo, y llega en un buen momento, justo cuando la Selección está en una era de de recambio, donde las grandes figuras de los 12 Guerreros ya están en vías de disputar sus últimos encuentros al mejor nivel representando a la quinteta nacional.

Actualmente hay tres equipos en la NBA que no tienen una filial en la G-League (Denver, New Orleans y Portland) situación que abre las puertas para que en el mediano plazo, la ciudad de México pueda fungir como una especie de laboratorio para el plan maestro: tener en el futuro una franquicia de la NBA.

La presencia de una franquicia de la G-League en México no necesariamente quiere decir que vaya a haber jugadores mexicanos de inmediato y siendo titulares, consumiendo los minutos de los partidos, pero conjuntamente con el trabajo de detección de talento que se haga en la academia NBA en nuestro país, en un lapso de cinco años podría darse la posibilidad del nacimiento de un semillero de basquetbolistas nacionales que tengan una ruta más corta para llegar a la NBA y con las herramientas que les serán de utilidad si llegan a ‘tierra prometida’, al menos no tendrán que pasar por el periplo que debieron recorrer Horacio Llamas, Gustavo Ayón y Jorge Gutiérrez, y desde luego, hacer de la presencia de mexicanos algo tan común como sucede con argentinos, españoles y brasileños.

Puede ser que para que el basquetbol mexicano pise esos terrenos todavía falte mucho camino por recorrer, pero como decía el proverbio de Lao Tse: un viaje de mil pasos comienza con el primero’. Y quizás nuestro basquetbol ya empezó a andar sus primeros pasos por el sendero correcto.

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