Fue uno de esos jugadores que pintaban para ser un fuera de serie, sin embargo por diversas circunstancias su carrera en la NBA tuvo más pasajes obscuros que brillantes, sin embargo todo cambio cuando el destino le dio la oportunidad de jugar en China, en una liga en la que se convirtió en leyenda, a tal grado de contar con una estatua y un museo en su honor.

Las confesiones de Stephon Marbury

Por su puesto hablamos de Stephon Marbury, quien en una entrevista con Wallace Matthews de Complex habla sobre los 38 peores días de su vida, de lo que vivió en China y también de los Knicks, así que a continuación abundamos en las confesiones de Stephon Marbury.

Una pesadilla llamada Larry Brown

Marbury no se guarda nada cuando habla sobre el que fuera su coach en los Knicks, su mala relación con Larry Brown comenzó en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, Marbury comenta que en una práctica el coach los llamó para que externaran sus objetivos y cuando tocó el turno a Stephon este contestó que no olvidaran que también debían divertirse, la respuesta de Brown le caló hondo a Marbury: “Bah, escuchen a este chico, hablando de divertirse”.

Marbury señala que esa experiencia en los olímpicos, donde además tuvieron que conformarse con la medalla de bronce, fueron los peores 38 días de su vida. Sin embargo la pesadilla continuó pues Larry Brown fue elegido para ser coach de los Knicks. “Le rogué a Isaiah que no lo trajera a los Knicks, era insoportable, nadie quería jugar para él. La energía del ambiente era terrible, pero eso es lo que él quería, miseria”.

Brown se fue tras los pobres resultados, llegó Mike D’Antoni pero las cosas no cambiaron, incluso fue peor porque Starbury perdió el puesto titular que quedó en manos de Chris Duhon. El sueño de ser figura con el equipo de sus amores se convirtió en pesadilla.

China su salvación

En la entrevista, Marbury no deja de dar gracias porque el destino lo llevó a China. Su aventura con los Ducks de Beijing comenzó en el 2011, no fue fácil el inicio y confiesa que pensó en regresar, sin embargo el premio llegó, tres campeonatos, el reconocimiento de los aficionados y del pueblo chino que lo acogió como uno más.

China le salvó la vida a Stephon Marbury, quien encoentró la felicidad muy lejos de las duelas de la NBA.

Always a Knick

La charla culmina con su sentimiento hacia el equipo con el que soño jugar desde que creció en Coney Island, las cosas no salieron como él pensaba, no fue la mejor manera de salir de NY, pero siempre los llevará en su corazón: “Todavía quiero ver que los Knicks lo hagan bien, lo hago. Lo juró, es mi equipo. Después de todo lo que paso, todavía hay gente que me pregunta ¿todavía te gustan los Knicks? Bueno, así las cosas, es lo que pasa cuando era un niño, tú equipo es tu equipo por muy difícil que eso sea”.

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