La cita ha llegado, las Finales de la NBA están a punto de arrancar, una fecha esperada por los fans del basquetbol, pero también por los propios protagonistas los cuales vuelven a enfrentarse por tercera ocasión consecutiva. Ya no hay mucho lugar para sorpresas, se conocen perfectamente, saben sus debilidades, sus fortalezas y por supuesto existen cuentas pendientes por cobrar.

El turno de Kevin Durant

Pero este año creo que ni LeBron James, ni Kevin Love, ni Stephen Curry o Draymond Green son los que deben probar algo, es simple y sencillamente el turno de Kevin Durant.

KD se juega mucho en estas Finales, es la oportunidad de oro para consagrarse por varias razones. La primera es que debe ganar el título, por eso se fue de Oklahoma City, levantar el trofeo es su anhelo y si lo consigue podrá dejar atrás todos los reproches y situaciones negativas que arrastró con su salida del Thunder, nada mejor que un título para silenciar a sus críticos.

Además, para Durant derrotar a LeBron James es una cuenta pendiente, en el 2012, Miami despachó en cinco partidos al talentoso pero inexperto equipo del Thunder, KD comandaba ese grupo pero de nada le sirvió promediar 30 puntos en la serie, al final cayeron ante el poder de LeBron y el Heat. Si para los Warriors es una revancha por lo sucedido el año pasado, para KD vencer a los Cavs tiene un doble significado.

Durant necesita ganar el título para consolidarse y ponerse al nivel de LeBron o Curry, los dos ya fueron MVP de temporada regular y han ganados campeonatos, Durant todavía no sabe lo que es levantar el Larry O’Brien y un MVP de las Finales no le caería nada mal a su ya de por si exitosa carrera.

Creo que Durant tiene todo para cumplir su sueño, esta vez no tiene todo el peso de un equipo en sus hombros, puede darse el lujo de fallar y sus compañeros lo respaldaran, sus posibilidades de éxito son altas, pero si no consigue el objetivo puede ser un golpe duro para su carrera.

Una nueva historia para KD comienza esta noche, está a cuatro victorias de gritarle al mundo que dejar al Thunder fue una de las mejores decisiones de su carrera.

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