La transición de Lewis a Kareem no fue un simple cambio de nombre, sino una transformación total de corazón, mente y alma. Nació en Harlem, Nueva York en el año de 1947, con el nombre de Ferdinand Lewis Alcindor Jr. Para él, su nombre original representaba su lado “blanco” ya que siendo un jugador de color “afamado” de la universidad en la época de los mediados de los 60´s, era el ejemplo claro (supuestamente) de la igualdad racial en Estados Unidos y que esta discriminación era prácticamente un mito, cosa con la cual jamás estuvo de acuerdo y por eso tuvo la inquietud de hacer algo al respecto, conoció a fondo el Islam mientras era estudiante en la UCLA y aunque había alcanzado cierta fama como jugador de baloncesto trataba de mantener su vida personal en privado, pero siendo el mejor jugador del equipo y con 2.18 de altura, pues es algo complicado.

El día que nació Kareem Abdul-Jabbar

Su vida estuvo llena de reglas, su padre era un policía muy estricto, que asistió a una escuela católica con sacerdotes y monjas y cuando jugó al baloncesto tuvo entrenadores que tuvieron incluso más reglas, así que la rebelión no era una opción muy fácil, sin embargo, firme con sus convicciones tomo la decisión que dio un curso irreversible para su realización espiritual e ideológica. Como dijo Malcolm X: «Creo que un hombre tiene derecho a hacer el ridículo si está dispuesto a pagar el costo” y él lo pagó. Para la mayoría de la gente, el cambiar de religión, es un asunto privado, pero cuando eres famoso como comentamos al principio, esto se convierte en un espectáculo público para todos y cada uno de debatir, invita a la crítica de la inteligencia, el patriotismo e incluso la cordura comenta el mismo Kareem.

Influenciado mucho por Malcom X, las atrocidades que supuestamente provocadas por el Vaticano y la religión y la historia de esclavitud, a la edad de 24 años, en 1968 se convirtió al Islam y siendo aquel verano cuando nació Kareem Abdul-Jabbar que significa «el noble, siervo del Todopoderoso», estaba rechazando la religión y su cultura americana y al mismo tiempo abrazando su herencia africana, su devoción al Islam fue absoluta.

Muchas personas nacen y heredan su religión, siendo una cuestión de herencia y conveniencia, pero para la persona que se convierte, es una cuestión de convicción y desafío. Él mismo comenta que parte de su conversión al Islam, es aceptar la responsabilidad de enseñar a otros acerca de su religión, no para convertirlos sino para coexistir con ellos a través del respeto mutuo, el apoyo y la paz.

Aquí una entrevista acerca del Islam y la situación actual:

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